Es un ave de gran tamaño, encontrándose entre las aves del vuelo de mayores dimensiones de nuestros días. Este cóndor es un ave de grandes dimensiones. De longitud alcanza los 1.2 metros y las alas logran una extensión de 3.15 metros. El macho se distingue de la hembra por tener una cresta roja sobre la cabeza. Los machos llegan a pesar hasta 15 kilogramos; las hembras alcanzan los 11 kilogramos. En la parte superior de sus alas exhiben plumas de color blanco plateado. El cuerpo de los juveniles, en cambio, está cubierto por plumas de color café oscuro.

Su cabeza y cuello carecen de plumas, lo cual les permite mantener el cuello y cabeza limpios porque las partículas de los animales que le han servido de cena no pueden adherirse a su piel. La hembra tiene ojos rojos y brillantes. El Cóndor carece de laringe y por eso no emite sonidos ni cantos como lo hacen las otras especies de aves. Es un excelente planeador, se puede mantener horas planeando en las corrientes de aire. Usualmente, al menos en algunos lugares, no se hace al vuelo hasta ya entrada la mañana.

Impresionante pensar que aun este gran cóndor es diminuto comparado con otros buitres de su propia familia que una vez existieron; el mayor de los conocidos lo duplicaba en longitud, siendo cuatro veces más grande en general. En vez de una confrontación física, el Cóndor ha desarrollado un ritual que lo ayuda a conocer al miembro más dominante de su grupo. Así resuelve los conflictos con facilidad. La agresividad es una característica rara en el Cóndor.

Distribución

El Cóndor Andino una vez volaba sobre los cielos de los Andes desde Venezuela (Mérida hasta 1912) hasta Tierra del Fuego. Aun se le ve desde Colombia, de acuerdo a reportes más recientes el oeste de Venezuela, hasta Tierra del Fuego pero en números mucho más reducidos de lo que era hace unos cien años. Su distribución presente se estima que no sea continua del todo. En Bolivia baja hasta llegar a la frontera con Brasil, donde se le ha visto en Mato Grosso.

Se reporta que bajan hasta la costa, playas o balnearios, y en las colinas costeras. En la Patagonia también habita en las llanuras y baja hasta elevaciones a nivel del mar. En los Andes se le documenta sobrepasar los 5000 metros de elevación. Es común ver más de uno volando y en los riscos de las altas montañas en los Andes en ocasiones se les ven descansando a varios de ellos juntos. También es posible verlo solitario.

Reproducción

Se reproduce cada dos años, aunque hay épocas cuando escasea la comida, es probable que no reproduzca. El Cóndor andino produce un cortejo nupcial para atraer a su pareja dando pasos de atrás hacia adelante con sus alas abiertas y al mismo tiempo cloquean y sisean, seguidamente sigue la fecundación, luego de la cual la hembra deposita un huevo directamente sobre rocas o cavernas en las sierras andinas de acantilados empinados que son de difícil acceso para sus predadores. La temporada de cría varía de acuerdo a la localidad; en Colombia aparenta ser de abril a diciembre mientras que en Perú indica durar de febrero a junio.

La nidada consiste de un sólo huevo, el cual es incubado por los dos padres por 54 a 58 días. El pichón es cuidado por ambos padres y aunque a los seis meses ya es del tamaño de los adultos, sigue siendo atendido hasta casi los dos años. Lo cual parece mucho tiempo, pero este cóndor goza de una longevidad de 50 años.

Alimentación

El Cóndor Andino depende de su visión y de su alta capacidad de aprender por asociación para dar con sus fuentes de alimento. A la hora de comer, el Cóndor Andino parece adherirse a una jerarquía linear conforme a su sexo y edad. Los más adultos, siendo los más dominantes, y todos los machos (menos los muy jóvenes) comen antes que las hembras. La alimentación básica del Cóndor Andino consiste de carroña y animales débiles o enfermos, por lo que desempeñan un importante papel en la limpieza de su hábitat. En las colonias marinas se come los huevos de las otras aves y uno que otro pichón.

Cuando no encuentra alimento, sí caza y mata animales grandes, como ovejas y llamas jóvenes; esto sucede cuando tiene ventaja sobre la presa. Se le ha visto comiendo en grupos de hasta sesenta de ellos (en tiempos ya pasados), integrados por jóvenes y adultos. También se le ha visto comiendo con otros buitres americanos.

Amenazas

A pesar que en algunos lugares es común, se le considera en peligro de extinción en todas aquellas áreas donde ha logrado sobrevivir por el envenenamiento sistemático que sufre por considerársele una amenaza para el ganado. Tenemos entendido que en varios de los países donde habita se están haciendo grandes esfuerzos por proteger a este cóndor.