Características

La apariencia exterior es parecida a las libélulas,  pero pueden ser distinguidos de estos por las antenas largas y capitadas. . Vuela de un lado a otro en vuelos largos. El adulto vive poco tiempo (de junio a agosto), los jóvenes son de cuerpo alargado y aserrado con fuertes mandíbulas. Tiene una longitud de 4 cm. y hasta 75 mm de envergadura alar. La mayoría de las hormigas león vuelan durante la noche y son atraídos por las luces. Durante el día reposan sobre árboles y arbustos, algunas veces en la punta de una ramita desnuda. Se comunican por medio de feromonas.

Sus cuerpos son generalmente café oscuros y en algunas especies el tórax es sarroso. Las alas  transparentes generalmente están marcadas con franjas y manchas negras. Los largos apéndices anales de los machos de algunas especies los hacen fácilmente distinguibles de las hembras. Es dueña de una prominente mandíbula que le permite capturar a su presa, es una experta en la construcción de pozos cónicos en la arena, muy atractivos para sus ansiados insectos.

Distribución

Se encuentran en las regiones tropicales y templadas del mundo, sobretodo en Europa, suelen vivir en suelos arenosos.

Reproducción

La hembra pone los huevos individualmente en la arena, ligeramente enterrados. Las larvas se asemejan a las de los Ascalaphidae pero carecen de tubérculos abdominales. Las larvas cavan fosos cónicos en suelos polvorientos o arenosos donde esperan la caída de hormigas u otros insectos que viven en el suelo. La crisálida se forma en el suelo con un capullo arenoso. Pasa la fase de pupa en primavera, en el interior de un capullo recubierto de arena. Por medio de la metamorfosis se convierte en adulta y llega a ser un insecto de alas muy delicadas.

Alimentación

Las larvas o jóvenes excavan un cono en arena fina al final del cual se entierran y dejan sobresalir sus mandíbulas. Los insectos sobre todo hormigas, caen y no pueden salir al resbalarse por la pendiente y la arena. La larva de la hormiga león se abre paso en la arena moviéndose para atrás. De hecho, ha evolucionado de tal forma que perdió la capacidad de dirigirse hacia adelante. A medida que se desplaza, hábilmente lanza arena que cubre su cuerpo. Luego, se dedica a construir su nido tan particular. Arroja arena otra vez, pero en todas direcciones. Los granos más gruesos los expulsa a una distancia más lejana, mientras reúne los más delgados en las cercanías del pozo central. Esto, porque es más difícil moverse por la arena más fina, es decir, es más fácil quedar atrapado en ella.

El secreto de una técnica tan especializada como ésa está en la mandíbula de la larva de hormiga león, que parece un par de tijeras y que filtra la arena dependiendo de su grosor. Otro hecho crucial es que logra una inclinación natural, que permite que apenas un intruso se mueva un poco, se desplome en forma instantánea. En ese momento, la larva de hormiga león, en estado de alerta, ataca a su presa lanzándole arena. Y nuevamente, sus mandíbulas hacen el trabajo. No contenta con eso, expulsa un líquido que paraliza a la víctima y descompone sus tejidos. Acto seguido, extrae el fluido corporal de la presa inmovilizada. Entonces es cuando los atrapa y los chupa hasta desecarlos. . Luego lanza el exoesqueleto vacío fuera del pozo.