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Krill Antártico

 Krill Antártico
(Euphasia superba)




Características

Es un crustáceo parecido al camarón de un tamaño de 3 a 5 cm. de longitud y 2 gramos de peso, que puede vivir hasta seis años y forma enormes cardúmenes de gran densidad (hasta 30.000 animales por metro cúbico). Existen cerca de 90 especies en el mundo, y sólo en el Antártico se estima una biomasa de krill de 500 millones de toneladas. Al krill suele llamárselo "camarón luminoso" porque puede emitir luz, producida por órganos bioluminiscentes, que se encuentran ubicados en varias partes del cuerpo: pares de órganos detrás de los ojos, y en la articulación de la segunda y séptima pata, y órganos simples en los cuatro esternones. Emiten periódicamente luz de color amarillo verdoso claro, cada dos o tres segundos. Como muestra de su alto nivel de evolución, incluyen un reflector cóncavo atrás del órgano propiamente dicho, y un lente en su frente para aumentar la luz producida. El órgano completo puede rotarse gracias a músculos específicos.

La función de esta luz no es todavía comprendida cabalmente: algunas hipótesis sugieren que sirven para enmascarar la sombra del krill, de manera que no pueda ser avistado por sus predadores desde abajo. Otras especulaciones sostienen que juega un rol significativo en el apareamiento nocturno. Los órganos bioluminiscentes del krill contienen varias sustancias fluorescentes. El componente principal adquiere su máxima fluorescencia con una excitación de 355 nm, emitiendo a 510 nm. Tiene una longevidad de 5 a 10 anos de vida.

Distribución

El krill antártico abunda en las aguas superficiales de los mares del sur: tiene una distribución circumpolar, con las mayores concentraciones en el sector del Océano Atlántico.

El límite de los sectores del mar austral, que incluyen al Atlántico, al Pacífico y al Índico se definen en forma aproximada por la convergencia antártica, un frente circumpolar donde el agua fría superficial se sumerge bajo las aguas subantárticas más cálidas. Este frente corre aproximadamente a 55º Sur y desde allí al continente. El océano austral cubre 32 millones de km², lo que representa 65 veces la superficie del Mar del norte. En invierno más de tres cuartas partes de la superficie están cubiertas por hielo, en tanto que en verano unos 24 millones de km² se encuentran libres de él. La temperatura del agua se encuentra en un rango entre 1,3 y 3 grados Celsius.

Las aguas del Océano Austral forman un sistema de corrientes, incluyendo la corriente circumpolar antártica, que produce la circulación en sentido oeste-este de las aguas superficiales, y la corriente costera antártica, que corre en sentido antihorario. En el frente entre ambas, se desarrollan grandes remolinos, como ocurre en el Mar de Weddell. El krill se distribuye siguiendo estas masas hídricas, estableciendo una presencia homogénea alrededor de la Antártida, con intercambio genético en toda el área. Es poco conocido el patrón de migración exacto, debido a que los kriles no pueden ser monitoreados individualmente para estudiar sus movimientos.

Reproducción

La temporada principal de reproducción del krill antártico abarca desde enero hasta marzo, tanto en la placa continental como en las áreas de mar profundo. El macho adhiere un paquete de esperma en la abertura genital de la hembra. Con este propósito la primera pata del macho tiene una estructura específica de herramienta de apareamiento. La hembra pone entre 6.000 y 10.000 huevos en cada puesta, que son fertilizados a medida que salen por el canal genital, por el esperma liberado desde el espermatóforo adherido por el macho.

El desarrollo de los huevos sigue de la siguiente manera: la gastrulación tiene lugar durante el descenso de las huevas de 6 mm desde la superficie hasta la máxima profundidad, que en áreas oceánicas se encuentra entre 2.000 y 3.000 m. Desde el momento en que los huevos eclosionan, la primera larva comienza a migrar hacia la superficie con ayuda de sus tres pares de patas, en lo que se denomina "ascenso del desarrollo".

En los dos estados larvales siguientes, segundo nauplius y metanauplius el animal todavía no se alimenta, nutriéndose del remanente de la yema. Transcurridas tres semanas, el pequeño krill ha completado su ascenso. Pueden aparecer en cantidades enormes, dos ejemplares por litro en una profundidad de hasta 60 metros. Al crecer, se suceden otros estados larvarios: primero y segundo calytopis, primero a sexto furcilia. En estos estados larvarios se produce el desarrollo completo de las patas, los ojos compuestos y las cerdas.

Con un tamaño de 15 mm los kriles juveniles ya posen los hábitos de los ejemplares adultos. La madurez se alcanza a una edad de entre dos y tres años. Como todos los crustáceos, el krill debe mudar para poder crecer. Cada trece a veinte días, aproximadamente, el krill pierde su exoesqueleto quitinoso y lo deja atrás como exuvia.

Alimentación

Se alimenta de fitoplancton, aprovechando la energía que éste toma de la luz solar; por lo que constituye un eslabón esencial en la cadena trófica del ecosistema antártico, y es a la vez alimento de muchos animales mayores, entre ellos las ballenas.

El intestino del krill puede verse frecuentemente de un color verde brillante a través de la piel transparente del animal, lo que indica que su alimento predominante es el fitoplancton, en especial diatomeas muy pequeñas (20 μm), que filtra del agua mediante una "canasta de alimentación"[]. El caparazón cristalino de las diatomeas es triturado en el tubo gástrico, y digerido en el hepatopáncreas. El krill puede además capturar otros pequeños crustáceos del orden Amphipoda y de la subclase Copepoda, como así también otros componentes del zooplancton. El intestino forma un tubo recto cuya eficiencia digestiva no es muy grande, por lo que en las heces se puede hallar mucho carbono.

Se ha observado en acuarios que el krill llega a comer a ejemplares de su misma especie. Si no es alimentado, puede reducir su tamaño tras la muda, lo que resulta excepcional en animales de ese tamaño. Se cree que esto se debe a un proceso de adaptación a la estacionalidad del alimento, que está limitado durante el oscuro invierno antártico.

El krill antártico tiene la habilidad de capturar las minúsculas células del fitoplancton de una forma que ninguna otra especie puede lograr. Lo hace utilizando sus muy especializadas patas frontales, que constituyen un eficiente aparato de filtrado y las seis patas unidas al tórax como canasta de recolección. En las zonas más finas, las aberturas de la canasta tienen un diámetro de 1 μm.

Depredadores

Su abundancia lo convierte en el alimento de numerosas especies animales, entre los que destacan el pingüino, peces, pulpo antártico, sepias, pagetopsis, calamares, focas, petreles, mamíferos y grandes cetáceos, como las ballenas, que consumen hasta 2 toneladas de krill de una vez. Se precipitan hasta 250 metros debajo del nivel del mar para evitar ser vistos por sus depredadores  El krill usa una reacción de escape para evadir a sus predadores, que consiste en nadar hacia atrás muy rápidamente agitando su telson. Puede alcanzar velocidades de más de 60 cm/s. El tiempo de inducción biológica para disparar el estímulo fisiológico es, a pesar de las bajas temperaturas, de solo 55 milisegundos.

Beneficios

Es una buena fuente de proteínas para sus muchos depredadores, incluidos los seres humanos que ayuda en la protección contra numerosas enfermedades. Su alto contenido en Aminoácidos esenciales, Minerales, Oligoelementos y Vitaminas lo convierte en un revitalizante Metabólico, un protector de los huesos, dientes, pelo, evita, además, la pérdida de de masa ósea y la descalcificación. Tiene una acción benéfica sobre el sistema cardiovascular (arterias y corazón). Ayuda a tener el nivel justo de tensión arterial contribuyendo a reducir el riesgo de esclerosis, infarto, trombosis y

Contiene proteínas, en un 70%, de las cuales un 46% se componen de aminoácidos esenciales que nuestro organismo no puede sintetizar y debe sacar de la alimentación. De esta manera se cubren las dosis proteínicas, que nuestro organismo necesita. Contiene minerales y oligoelementos muy importantes para nuestro organismo, tales como Calcio, Magnesio, Fósforo, Selenio, Zinc, Sodio, Yodo, Flúor, Manganeso, Cobre y Potasio. Contiene ácidos grasos (Lípidos), en proporciones equilibradas (Saturados 32%, Monoinsaturados 30% y Polinsaturados 38%), de todos ellos destaca la serie Omega 3 y el Ácido Oleico.

Pesca

La abundancia de krill y su posible explotación como fuente alimenticia para la humanidad ha sido un tema de frecuente controversia entre la comunidad científica antártica. Ciertos resultados indicarían que la abundancia de este crustáceo es tal que podría explotarse sin poner en peligro la fauna antártica, pero otros especialistas opinan lo contrario.

La dramática disminución de las ballenas, que ha colocado a varias especies al borde de la extinción, ha originado teóricamente un excedente en las poblaciones de krill. Sin embargo, este teórico exceso es probablemente ilusorio. Su explotación a gran escala es estudiada con interés por rusos y japoneses. Las cifras que se han manejado respecto a la posible producción anual de krill son tan dispares, que lo único que han demostrado es la ineludible necesidad de emprender un estudio imparcial antes de acometer esta nueva actividad pesquera. Por otra parte, el recibimiento que pudieran dispensar los consumidores al krill no es bien conocido, y las técnicas de pesca y conservación todavía no están satisfactoriamente desarrolladas. Tras su captura, el krill debe elaborarse lo antes posible, a una temperatura inferior a los diez grados centígrados, debido a su rápida degeneración.

Dada la influencia que su pesca indiscriminada en el Antártico podría causar en la Cadena Trófica, se ha creado una oficina en Australia por los trece miembros dependiente del Tratado Antártico, que posee poderes especiales para limitar estas capturas. Las características bioquímicas del krill son el alto contenido en flúor de su caparazón y el poseer una rápida autolisis después de la pesca, estos aspectos obligan a separar en menos de 4 horas y a 5 grados centígrados la pulpa del caparazón, obteniendo así una sustancia apta para la alimentación humana.

El krill y el planeta

La biomasa del krill antártico se estima entre 125 y 725 millones de toneladas convirtiendo al krill en la especie animal más exitosa del planeta. Debe tenerse en cuenta que de todos los animales observables a simple vista algunos biólogos opinan que la hormiga provee la biomasa mayor, pero esta hipótesis suma cientos de especies diferentes de hormigas.

La razón por la que el krill antártico es capaz de llegar a esta biomasa se origina en que en las aguas que rodean la masa continental antártica reside la mayor colonia de plancton del mundo. El océano está repleto de fitoplancton, y como el agua sube desde las profundidades a la luminosa superficie, acarrea nutrientes de todos los océanos del planeta a la zona fótica donde nuevamente están disponibles para los organismos vivientes.

Así, la producción primaria -la conversión de luz solar en biomasa, base de la cadena alimentaria- representa una fijación anual de carbono de entre 1 y 2 gr/m² en el océano abierto, y cerca del hielo puede alcanzar de 30 a 50 gr/m². Estos valores no son extremadamente altos, comparados con áreas muy productivas como el Mar del Norte o las regiones de surgencia, pero la superficie donde se dan es enorme, incluso comparada con otras grandes zonas productoras primarias como las selvas. Por otro lado, durante el verano austral hay muchas más horas de luz solar para alimentar el proceso. Todos estos factores hacen del plancton y el krill una parte crítica del ciclo ecológico del planeta. La renovación natural de esta biomasa se realiza en el término de dos años.

El krill puede tener también un papel importantísimo en la mantención del clima del planeta al "secuestrar" en el fondo marino grandes cantidades de carbono, que de otra forma serían liberadas a la atmósfera agravando más aún el gran problema del calentamiento global. Los expertos aseguraron que este pequeño animal es el responsable de retirar del océano hasta ¡20 millones de toneladas de carbono por año!, lo que equivale nada más ni nada menos que a las emisiones anuales sumadas de 35 millones de automóviles. Un buenísimo aporte si se considera que hoy se liberan 30 veces más gases de efecto invernadero que antes.

Eso sí: las poblaciones de este crustáceo decrecen rápidamente en los océanos, donde han sufrido una reducción del 80 por ciento desde los años setenta. Lo anterior es una consecuencia del calentamiento planetario y, especialmente, del calentamiento del mar y de importantes fuentes de hielo marino observadas en la península antártica. Este hielo es considerado como un terreno propicio para el krill, que se alimenta de las algas que proliferan bajo el casquete glacial.


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